Singularu empezó en 2014 como un marketplace que ponía en contacto al público con artesanos para hacer muebles o piezas de joyería, entre otros productos. “A partir de aquí, fuimos evolucionando y pivotando el modelo”, recuerda Cristina Aristoy, CEO y cofundadora de la marca. “Desde el principio fuimos muy flexibles, en el sentido de que contábamos con una idea, pero siempre teniendo muy presente qué era lo que quería el cliente”.
Aristoy y su socio, Paco Tormo, detectaron que…
«Esto no va de vender, va de hacer clientes»
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