«Tensión en aumento: La crisis EE.UU.-Rusia tras el derribo del dron en el Mar Negro»

El pasado martes, el Ejército de Estados Unidos publicó imágenes que afirman ser de una interceptación insegura de un dron estadounidense por parte de un avión ruso sobre el Mar Negro. Según los informes, un avión de combate ruso SU-27 golpeó uno de los drones Reaper de los Estados Unidos durante una misión de vigilancia y reconocimiento, lo que obligó a los operadores estadounidenses a derribar el dron en aguas internacionales.

A pesar de que Rusia negó haber derribado deliberadamente el vehículo aéreo no tripulado, el video revelado muestra una transmisión de una cámara instalada debajo del fuselaje del dron de vigilancia. En él, podemos ver un SU-27 ruso haciendo dos pasadas extremadamente cercanas mientras libera lo que parece ser combustible a medida que se acerca. En la primera pasada, el SU-27 parece atascar el objetivo de la cámara mientras que en la segunda, aún más cerca, interrumpe la transmisión de video del avión pilotado a distancia. Cuando regresa la imagen, se puede ver una pala de la hélice del dron en la parte trasera de la aeronave doblada y deformada.

Rusia ha afirmado que el dron se acercaba a su territorio, pero según la información que se puede apreciar en el video, solo se observa mar, cielo y nubes. Estados Unidos insiste en que el dron estaba siendo operado en el espacio aéreo internacional, como señala BBC.

Tras el incidente, el Departamento de Estado de los Estados Unidos convocó al embajador ruso en Estados Unidos, Anatoly Antonov, mientras que el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, advirtió que las relaciones entre Moscú y Washington han alcanzado su «punto más bajo». Antonov calificó el incidente del dron como «una provocación».

En definitiva, este incidente ha supuesto un nuevo punto de tensión entre Estados Unidos y Rusia y ha puesto en cuestión la seguridad y la protección de los servicios aéreos internacionales.